El discurso de un “loco”

Por Tomás Rodríguez.

Bielsa en su debut con el O. Marsella (Cortesía: canchallena.lanacion.com.ar)

Siempre nos hemos preguntado qué es lo que sucede en el camerino de ambos equipos después de finalizar el primer tiempo, después de terminar un partido, en la adversidad y en la prosperidad, en la abundancia y en la escasez, en la victoria y en la derrota. Qué habla el entrenador, qué dice, qué no dice y por qué lo dice.

Marcelo Bielsa, el técnico argentino del Olympique de Marsella, dio ese tesoro y el lujo de escuchar una de sus proclamas post partido sin ediciones, sin quitarle, directo al corazón de los jugadores que mal estaban por la derrota ante el PSG.

Si un título podría tener el discurso épico sería “Es difícil aceptar la injusticia”. Así fue que comenzó Bielsa con un “escúchenme bien lo que les voy a decir”. Creo que cada jugador teniendo un técnico de tal calibre no querrá perderse ninguna palabra que pueda decirle, aconsejarles y dejarles estampadas en sus memorias.

“Si juegan como han jugado hoy tendrán al final del campeonato el premio que merecen”; leer entre líneas esta declaración con ímpetu de convicción es sin duda una forma inteligente de que el equipo no olvide cómo deben jugar, eso sí, ganando el partido. Un mensaje punzante de motivación cada vez que estén en el terreno y miren hacia su técnico y el banquillo. Él estaba consciente de que a pesar de sus palabras estas no lograrían bajar el ritmo cardíaco, sabía que se “mataron por el partido, que lo merecieron y no lo consiguieron”.

Es como si no hubiese más esperanza y nadie puede demostrar si hay una salida en el laberinto y por más que lo intentaran, no lo iban a poder ver así, sin embargo y a pesar de eso continuó con paso firme su discurso. Los jugadores, mientras se quitaban su indumentaria y veían con la mirada congelada, solo se detuvieron a escucharle; hasta el utilero decidió tomarse una prórroga mientras recostaba su brazo del carrito con la utilería del equipo.

El final tiene su equilibrio

Bielsa junto a su cuerpo técnico. (Cortesía: www.abc.es)

Lo que le resta al equipo de azul celeste y cielo francés son nueve fechas, nueve que dan en total 27 puntos que al sumarlos con los 57 que ahora tienen darían un total de 84, eso sí, ganando las nueve fechas que restan. En una de ellas se encontrarán con el Mónaco, por mencionar un partido.

Y lo volvió a repetir, pero esta vez recordando que si juegan así “las nueve fechas” que restan “obtendrán el premio que merecen”. Alguien que hable de merecer y que ratifique que debe ser así es porque ha estado viendo cada sacrificio, cada lucha y cada esfuerzo de quien está en la carrera por obtener el premio. Bielsa lo sabe, sus jugadores también: se lo merecen, pero deben ganar, deben jugar así y “aunque les resulte imposible, no reclamen nada”.

No reclamar es el desafío más difícil que puede pedirle un entrenador a sus jugadores porque más que condición física se significa que deben tener carácter hasta el final y no dejarse seducir por la adrenalina de las derrotas, los goles en contra, los aficionados del rival, y la tabla general con sus puntos tan decisivos. Todo eso significa hablar con los pies y con el cuerpo. Eso es a lo que Bielsa denomina “tragar veneno”.

Y como último mandato en el epílogo del partido les dejó un: “fortalézcanse que jugando así, las nueve fechas que faltan, van a obtener lo que merecen”. Y fue enfático, lo repitió tres veces en su intervención y es que así de necesario debe ser. El énfasis debe estar presente para que luego de recibir un gol, quedar con uno menos o estar al filo del empate puedan reimpulsarse y conseguir lo que parecía imposible.

Marcelo felicitó a los jugadores, los felicitó a todos. Seguramente a ellos esas palabras y ese momento aún les resuena y quizá todavía más alto que la celebración de los hinchas rivales y del equipo contrario. Es por eso que hay discursos de locos que no son tan locos y que inspiran.

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